CULTURA EN FUTURO: MONTALBÁN / 

Juan Antonio Cañero, Demetrio Salces y Jose Mari Moreno

Hace ya algunos años que comenzamos nuestra andadura con el proyecto Z Jornadas de Arte Contemporáneo con el propósito de ver qué ocurría, qué surgía en ese primer contacto que proponíamos. Creo que es interesante recordar que hubo gente que nos comentó que si apostaban por nosotros no era para realizar una sola edición y dejarlo ahí. Se trataba de un compromiso, de un mínimo de cuatro o cinco ediciones. Obviamente, nosotros no pensábamos tan a la larga. Pero, después de ver la primera reacción entre los vecinos y la repercusión que se generó en prensa, tuvimos que hacer un ejercicio de valoración sobre nuestras perspectivas del proyecto.

Nueve ediciones después, hemos creído interesante hacer esta reflexión sobre el estado actual y, lo más importante, las posibilidades de futuro de la cultura en Montalbán. Juan Antonio Cañero, periodista residente en Madrid, y José Mari Moreno Román, profesor de Educación Primaria en Casariche, son parte fundamental de la cultura montalbeña, desde ámbitos tan diversos como la música, la participación en asociaciones culturales o la creación de foros de debate político.

Demetrio Salces (DS): Comenzamos con una pregunta que afecta al presente. ¿Qué función tiene la cultura en Montalbán y en los pueblos, en general, en la actualidad?

Juan Antonio Cañero (JC): Para mí, la cultura significa abrir nuevos horizontes. Siento que, gracias a la cultura, de la que me he empapado especialmente en Montalbán, he podido pensar, experimentar situaciones y vivir de manera más amplia. Me gusta que la cultura de nuestro pueblo y la andaluza me hayan dado una identidad para saber de dónde vengo, porque eso me ayuda a adaptarme a situaciones y problemas que aparecen y a comprender otras vidas.

José Mari Moreno Román (JM): Considero la cultura como un aspecto esencial para el desarrollo general de la persona. Es el elemento que nos lleva a respetar y tolerar, colabora para ser mejores como sociedad y nos perfecciona para convivir. La cultura nos da conocimientos multidisciplinares, siendo el arma más eficaz para luchar contra tanto fundamentalismo de distinta índole con el que convivimos hoy en día. Es lo que nos hace socializar.

DS: Además, la cultura nos aporta diversión; y creo que esto es muy importante. Podemos diferenciar la cultura de tradición o la cultura contemporánea, pero los que participamos en algún evento, en un primer momento, nos vimos atraídos por la diversión.

JC: Entiendo que la cultura, como fuente de conocimiento, es la guía que te abre la mente, te hace dudar, no tener una respuesta fija sobre un tema; y ese es el primer paso para dialogar y conocer otras formas de pensar, actuar y expresarse.

DS: La tecnología, la era digital y los nuevos medios como posibilidad de desarrollo y sus riesgos. Creo interesante desarrollar este tema porque siento que el trabajo y la emigración de los pueblos pueden ser consecuencia de ello. Quizá nos sirva en nuestro análisis sobre las posibilidades futuras.

JC: No creo que la tecnología, por sí misma, sea algo negativo en este tema. Al revés, de forma aislada, la tecnología, en muchas profesiones, incluso nos permite trabajar desde el pueblo del mismo modo que lo haríamos en una gran ciudad. El problema es el sistema institucional, político y económico en el que se desarrolla esa tecnología, y que desde hace décadas provoca una macroconcentración de recursos económicos, de influencia política y de vanguardias culturales en Madrid y Barcelona. La tecnología nos permite trabajar desde más lugares o acceder a más cultura, pero los centros de decisión y poder siguen siendo los mismos, y priman sus formas de mirar el mundo.

JM: No podemos negar el avance que ha supuesto la tecnología para los pueblos. No es una cuestión de gustos, hay que reconocer la multitud de recursos que nos ofrecen las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Pero tenemos que darnos cuenta de que, en los pueblos, y en Andalucía en general, vivimos la cultura del acercamiento. Somos mediterráneos. Todos sabemos que en los pueblos el contacto es más directo. Tenemos la necesidad de juntarnos. Y aquí creo que la tecnología está produciendo un choque, que afecta principalmente a las personas mayores, a las que se les exige una adaptación a un sistema de vida digital que no pueden afrontar. Los nuevos sistemas de pago, mensajería, citas, solicitudes o resoluciones burocráticas mediante programas electrónicos están generando verdaderos problemas a este sector de la sociedad. Creo que habría que mirar más por nuestros mayores. Pero, atendiendo a la pregunta, el tema de la emigración creo que es un problema de ámbito político; no tecnológico. Quizás los políticos no han sabido anticiparse a los problemas relacionados con la falta de empleo, y es por ello por lo que gran parte de los adolescentes han tenido que marcharse fuera de Andalucía, o de España, en busca de trabajo.

DS: Estamos viendo que en los pueblos se está haciendo una gran inversión en infraestructuras, centros y espacios de ocio y cultura. Prácticamente todos están equipados como pequeñas capitales. ¿Cómo creéis que afectarán estas infraestructuras en un futuro?

JM: La inversión va a depender del tipo de ciudadano que tengamos. ¿Tienen necesidad de ir los niños a un teatro hoy en día? ¿Tendrán la necesidad en treinta años? Obviamente, si entre todos hacemos un trabajo previo de acercamiento, normalización y formación, vamos a tener que seguir invirtiendo en infraestructuras, por suerte.Esto es sencillo de analizar. En los últimos tiempos, en los pueblos se ha seguido el procedimiento de “me hace falta este espacio determinado porque hago este tipo de eventos”. Mi generación partió sin infraestructuras específicas. Las actividades se desarrollaban en grandes salones, cocherones o en la calle. Y, a raíz de producirse este auge en el desarrollo de actividades, se han demandado lugares e instalaciones más apropiadas para el ocio y la cultura. Ahora bien, si queremos que se mantenga, habría que continuar la labor de formar la cantera.

JC: Creo que invertir en cultura y en espacios culturales es una apuesta comunicativa, porque poner dinero y esfuerzo en algo es otorgarle importancia. Pero, por suerte, la cultura depende más de la iniciativa individual y colectiva que de las infraestructuras o el apoyo institucional. El ejemplo es Montalbán, donde hemos disfrutado de más contenido que continente.

DS: Tratamos ahora un tema que creo central en nuestra charla. ¿Cómo será la cultura en Montalbán en un futuro próximo? ¿De qué dependerá?

JM: Tengo la percepción de que dependemos mucho de vuestra generación, estimados compañeros Deme y Cañero. Vosotros, aunque vivís fuera, seguís estando presentes en acontecimientos como el Carnaval, las Jornadas Z, en asuntos de música, literatura y otras muchas actividades culturales de nuestro pueblo. Cuando venís, nos mostráis lo que se cuece en Madrid, Inglaterra y otros puntos geográficos. Sería estupendo que tuvierais contacto y acercamiento con la nueva generación de jóvenes, para que vuestro modelo de trabajo tuviera continuidad. Montalbán, desde siempre, ha destacado por la gran iniciativa de su gente, pero también hace falta incentivarla.

JC: El futuro depende de si hay dinamizadores culturales activos, porque la cultura no se expande por genios que tienen ideas maravillosas y deslumbran a los demás, sino por personas que se esfuerzan en compartir lo que les gusta con los demás. Me gustaría que continuase la dinámica de “si quieres algo, muévete, organízate y consíguelo”. Eso ha pasado en temas políticos, laborales, asociativos y también en la cultura. El futuro depende de que las siguientes generaciones sigan teniendo el gusanillo de interesarse en la cultura y de que la pongan en común.

JM: Me gustaría destacar la importancia y la necesidad de que todos asistiéramos como público a los diferentes eventos, y no solo como protagonistas. Creo que habría que acompañar más a nuestros hijos e hijas a eventos donde podamos disfrutar con ellos desde la butaca. Tenemos un amplio abanico de colectivos que se parten el pecho cada día para ofrecernos inmejorables programas de actividades. Es el caso del Grupo de Teatro Almocafre, la Asociación de Cine Bardem, las conferencias de la Peña Cultural, los diversos actos del Ayuntamiento y de la Biblioteca Municipal, el certamen de marchas procesionales organizado por las cofradías, conciertos de la Orquesta de Plectro… Otro punto para resaltar es “el ratito de después”. La copita de vino. El rato de socializar. Eso es tan parte del evento como el evento en sí. Es el momento del análisis, de conocer a personas y de compartir experiencias y fechas para nuevos eventos.

DS: Dándole una perspectiva diferente a la pregunta, ¿cómo veis la función de los pueblos en el panorama cultural de aquí a unos años?

JC: Los pueblos pueden aportar nuevos lenguajes y enfoques a la cultura. Siento que, habiéndome formado en un pueblo chico, tengo más formas de expresarme y de enfrentar problemas que mucha gente de ciudades grandes que han podido vivir vidas mucho más estrechas, porque una urbanización es mucho más pequeña que un pueblo, aunque esté en Madrid. Además, últimamente, las expresiones culturales urbanas beben cada vez más de lo rural y tradicional, ya sea de España o de fuera.

JM: Considero que, aunque los pueblos mantienen muy arraigadas sus tradiciones, y dentro de ellas hay un gran espacio para la creatividad, la vanguardia nace en la capital. Quizá la crea un individuo de un pueblo que la lleva allí. Pero se desarrolla en la urbe. En los pueblos, aunque al final todo llega, somos reticentes a cambios radicales.

JC: Quizá podríamos resumirlo en que un pueblo te puede dar una base de vivencias más rica cuando eres pequeño y la ciudad te ofrece más posibilidades de desarrollarte al ser mayor.

DS: Para terminar, ¿cómo se verá el trabajo cultural que se está desarrollando en los diferentes ámbitos a día de hoy?

JM: La gente de mi generación ha valorado mucho a las anteriores generaciones. Copiábamos lo que hacían las pandillas como el Nío, la Peñita, la OLG, grupos como la Coral y Rondalla de Juanlu o a las peñas recreativas. Los veíamos como un ejemplo a seguir. Incluso hemos sido fans de nuestros maestros del cole al ver cómo trabajaban en pro del deporte y la cultura. En este aspecto, hemos tenido suerte, ya que este hecho nos ha ayudado a introducirnos en la cultura y ha contribuido a que podamos disfrutar de manera más amplia en nuestro tiempo de ocio. Aunque de forma distinta, a día hoy, confío en que, si no caemos en subidas de ego ni afanes de protagonismo, pronto tendremos en nuestro pueblo una nueva corriente de chavales que valoren y traigan nuevas aportaciones al campo de la cultura.

JC: Se me escapa la apreciación de cómo ven la cultura los chavales que vienen, algunos respetarán más y otros seguramente dirán eso de que “estos están locos”. Pero, por ser positivo, también es bueno que vean que con las locuras te puedes ganar la vida o echar un rato de diversión y aprender.

DS: Debo decir que, aunque no puedo valorar tan directamente a la generación que viene, sí puedo considerar algunos encuentros o la percepción que tengo desde el contacto por redes y la experiencia en talleres y exposiciones. Hay gente joven que tiene en cuenta tu opinión, no sé si solamente por respeto o con ese algo más que da la admiración por un trabajo coherente.


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